domingo, 16 de febrero de 2014

Nos merecemos mejores reuniones de trabajo

¿Cuántas veces terminaste una larguísima reunión de trabajo sin más que el 10% de lo que buscabas obtener? ¿Cuántas veces el tiempo te exprimió el intelecto y al mismo tiempo la lista de objetivos por alcanzar? ¿Cuántas veces te reuniste, definiste, y luego de varios días, todo sigue igual como si esa reunión jamás hubiera ocurrido?

Las reuniones de trabajo tienen siempre la mala racha de no terminar como las abanderadas de la eficiencia y la eficacia en el uso del recurso tiempo. O por lo menos la mayoría. Son el dolor de cabeza de los mandos medios, y muchas veces mientras se utilizan como manifestación de poderío, al mismo tiempo configuran una de las pérdidas de tiempo más detestables en opinión de la mayoría de trabajadores. Han inspírado a muchos consultores a editar propuestas en bestsellers acerca de cómo librarse de ellas. El libro "Paren la reunión quiero salirme" es un caso destacado que siempre recomiendo leer.

¿Te han activado reuniones minutos antes de la salida? ¿Te han hecho esperar más de 30 minutos para luego cancelar la reunión? ¿Has tenido reuniones con el quorum imperfecto que se han hasta triplicado para llegar a la convocatoria ideal y en cada ocasión has vuelto a exponer el tema tal cual casette de los ochenta para terminar agotado o agotada sin resultados?

La reunión es uno de los signos de que los procesos de comunicación necesitan de un encuentro de pareceres para modificar lo que la realidad no puede controlar. Si lo piensas un poco más, la reunión que busca enumerar para tomar decisiones, va más allá, y es el resultado de una ausencia de gestión de calidad en la función de dirección, función que no necesariamente recae únicamente en la Gerencia General, por si se entendió un tema exclusivo de ese puesto.

Las mejores reuniones son aquellas que suceden luego de los resultados, y que se orientan al aprendizaje grupal, al estímulo y el plan que toca poner en marcha, a la asignación de funciones para la siguiente batalla, a la presentación de un mensaje. En pocas palabras, las mejores son aquellas que forman parte de la etapa concluyente de un proceso de éxito. Practícalas, cambia la mala costumbre, reorienta tus recursos intelectuales y tus recursos de tiempo (ambos súper importantes) y verás que tu disposición y la de los demás tomará un nuevo sentido. Uno más productivo sin duda.

Y no olvides leer el libro que hoy te recomiendo.

Éxitos!

Sergio González Marín
Director OVERFLOW
http://www.overflow.pe
sgonzalez@overflow.pe




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